ANAIS VEGA
XXXVII PREMIO DE POESÍA JOAQUÍN BENITO DE LUCAS
Este libro no está escrito por un robot. Tampoco por una poeta del Súper Pop. Este libro está vertido desde el alma, desde las hogueras interiores, como la lava de un volcán. Este libro es una respuesta azul a lo blanco del frío. A los desgarramientos de la intemperie. Cuatro puertas abiertas a las moradas del ser, como Teresa de Jesús, pero con la ternura extraña de una noche de blues o de una madriguera. Poesía en carne viva: desnuda y dejándose los puños en el golpear sordo contra las paredes. Pero con una sed inmensa de vida, de belleza, de encendimiento.
La pulsión extraordinaria del dolor, pero también el fuego que consume y no da pena de las palabras. La urgencia de la vida cuando te llama por tu nombre. Los zarpazos del tiempo. Y el alfa y el omega del amor, donde todo lo que nos crea nos destruye, y viceversa. Poesía en alto grado de ebullición. El dilema de Bécquer entre el sentir o el resentir, que es la escritura. El de la poeta entre ser Flora Jane o Anais Vega. Y aún desde el fondo del túnel, la esperanza. Porque este libro lleva ya para siempre la compañía del poeta Joaquín Benito de Lucas. El que escribió: Yo no sé por qué tengo que estar triste. El mar es grande, la esperanza espera. Las palabras que, al sangrar, nos brindan vida nueva. La esperanza en lo azul. La esperanza en Azul. Merece la pena traspasar las cuatro puertas y entrar, hasta el fondo, en el corazón poético de este mundo.
Carlos Aganzo