Como cualquier jilguero del mundo, Mael tenía que cantar y sus plumas deberían brillar, pero sus plumas solo eran grises, Mael no cantaba..., ¡y el pobre lo pasaba fatal!
Artículos relacionados
Vista previa: EL BRILLO DE MAEL
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Más información o cambiar la configuración.