LOPEZ-CASANOVA, ARCADIO
Miguel Hernández, que desarrolla el conjunto de su obra entre los años 1930 y 1941, ejemplifica a la perfección el paso que la poesía española de ese momento da desde una estética purista a una poética de lo impuro. En sus libros más maduros, el hombre radicado en el mundo pasa a ser sujeto del poema, bien en un plano individual o colectivo. Su obra no sólo da razón de un tiempo y una sociedad, sino que prefigura actitudes, tonos y visiones dominantes y caracterizadores, luego, del trabajo lírico de generaciones siguientes.